Enterrada parte 15
-Vaya, vaya. Nos volvemos a encontrar-soltó Verne acercándose a ella poco a poco.
-Te estaba esperando desde hace mucho tiempo. -Contestó Estefanía mirando con rabia a su atacante.
El hombre se detuvo, tocándose su gruesa cara mojada por la lluvia. Graham sin dejar de apuntar a Estefanía, le dio un paño de cocina a su amigo para que se secase su rostro. Miguel se secó.
-Sabes, mi hijastra era muy peleona, como tú. Seguramente le hubieras caído bien. Pero, en fin, acabó enterrada bajo tierra por culpa de un pequeño accidente. Nunca me dejo explicarle lo que había entre su madre y yo. -Dijo Verne sarcásticamente.
- ¿Un pequeño accidente? La empujaste, haciendo se
golpease la nuca. Luego la hicisteis desaparecer. Querías hacer lo mismo conmigo
tras encontrarla enterrada. -Dijo Estefanía.
- ¿Eh?, eso no fue culpa mía. Ella me atacó y yo me defendí.
-se excusó Miguel, acercándose más a ella.
- ¿Y qué hay de su madre?, no tiene derecho a saber lo
que la pasó. -discutió Estefanía.
-No habrá nada que discutir, cuando estés bajo tierra.
-terminó Miguel estando cerca de la joven.
Ella sacó de debajo de su manga el trozo de cristal e
hizo un corte a la mano de Miguel, Graham disparó en el acto. Estefanía esquivó
la bala, después, se escondió debajo de la mesa de madera. Miguel se quejó de
la herida, cogió uno de los trapos de la mecedora y se lo puso en la mano que
le sangraba. Gonzalo abrió los ojos y su corazón volvió a latir. Vio como los
dos depredadores buscaban a su presa. Incorporándose, fue primero a por el que
estaba empuñando el arma. Graham y él tuvieron un pequeño forcejeo que duró
varios minutos. El resultado fue que Gonzalo le quitó la pistola a su jefe y le
dio un culatazo en la cabeza. Graham cayó al suelo, inconsciente, durmiendo
como un niño. Tras haberse hecho con el control del arma, apuntó a Miguel.
Vio cómo su camisa roja sudada y empapada no paraba de
gotear en el suelo de la cocina. Él miró a Gonzalo con una cara de odio y
blasfemó.
- ¿Quieres dispararme? Adelante, pero no tienes huevos
para hacerlo. -Dijo Miguel, soltando una carcajada al final.
Gonzalo miró debajo de la mesa, Estefanía seguía aún ahí.
Volvió a mirar a Miguel y contestó.
-Si los tengo.
Tras soltar una sonrisa pícara a Miguel, le disparó en
el hombro y en la pierna. Arrodillado, miró a Estefanía. Ella se levantó, cogió
un vaso de cristal del fregadero y se lo estampó en la cabeza a su agresor.
Miguel cayó al suelo inconsciente. Gonzalo se acercó poco a poco a Estefanía,
ella soltó una sonrisa pícara. Sus ojos se encontraron. Poco a poco se
acercaron más el uno al otro. Sin saber bien que decirse, Gonzalo inicio la
conversación.
-Solo te conozco de hace unas horas y creo
que...-dijo, mirando a los preciosos ojos de Estefanía.
-Shhh, bésame. -Soltó ella al fin.
Sus labios se tocaron, él la abrazó fuerte, quiso no
separarse de ella en todo lo que quedaba del día. Estefanía sintió el peligro
detrás de Gonzalo, algo malo estaba sucediendo. Así que cuando ella vio de un
rápido vistazo a Graham incorporándose y sacando una pequeña navaja de su bolsillo,
gritó a Gonzalo. Él se dio la vuelta y disparó contra Graham dos veces, al ver
que venía a atacarlos. Las balas impactaron en el corazón de este. Graham cayó
muerto al suelo.
Miraron a Miguel tendido y Gonzalo preguntó a
Estefanía.
- ¿Qué hacemos con él?
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