Enterrada parte 11
-Siento no
haberte preparado nada más, es que has tardado poco en ducharte. Aunque he
estado a punto de encargar algo de comer.- Dijo él mirando a la chica como
comía las dos tostadas.- ¿Quieres algo más?, puedo...
-No , no tengo
demasiada hambre. Nunca he sido de comer mucho. Aunque no me importaría beber
algo caliente.
-¿Que te pongo?
-¿A tu jefe le
gustan las sopas?
-Creo que no.
-Pues entonces
un cacao caliente.
-Por supuesto.
Vas a tener suerte, a mi jefe si le gusta el cacao- Dijo Gonzalo sonriendo.
Mientras él
preparaba la tetera y sacaba el bote de cacao, ella miraba a la ventana que
había en frente de ellos, contemplando como el rayo de sol penetraba por la
ventana.
-¿Desde cuándo
conoces a tu jefe?
-<<Desde
hace tiempo, nací aquí, Graham ha sido como mi segundo padre. Cuando aprobé las
oposiciones para entrar en el Cuerpo de la Policía, mi padre habló con Graham y
en cierta forma entré a formar parte de su unidad. Me acogió al igual que a mis
dos compañeros y desde entonces no he parado de solucionar pequeños conflictos
que ha habido.>>
-¿Que
conflictos?
-Alguna que otra
queja que ha habido de un vecino que por la música alta. Cosas así.
-Entiendo.
-¿Y tú? ¿De dónde eres?
-Nací en Madrid. Estoy en busca de trabajo, acabo de
terminar informática y me hubiera gustado trabajar en un sitio ayudando a que
hubiese red. No sé, sentirme útil.
-Te entiendo, ¿qué más?
-Mi vida es muy aburrida, no salgo casi nunca con mis
amigas, porque apenas tengo. Veo películas casi todas las noches con mis
padres. Me gusta el género de terror, porque siempre tengo a mi familia cerca
para decirme que los monstruos no existen, que solo están en las películas.
-Ah, ¿eres cinéfila?
-Sí.
-Igual que yo. Me encanta el cine. Lo que pasa es que yo no tengo a nadie con
quien ir a verlo.
-Yo voy con mi familia.
-Que suerte.
-¿Tu familia no está aquí en Cariño?-preguntó ella
mientras se acariciaba el pelo.
-Ahora se acaban de ir de crucero.
Los dos se echaron a reír. Estefanía preguntó al fin.
-¿Tu jefe te deja a cargo de su casa?
-Así es. No es la primera que cuido de esta casa.-
dijo mirando a sus alrededores.-Ya lo he hecho anteriormente. Parece ser que
como Graham es amigo de mi padre, y él confía en mí. Pues también Graham lo
hace. Por eso soy al único al que se lo pide.
Estefanía contempló
la estructura grande, sintiendo envidia de no tener una casa igual. Aunque el
cuarto donde estaban era pequeño, el resto de la vivienda era grande.
-¿No tiene familia tu jefe?
-Están separados. Ella vive en casa de sus padres,
creo. Están en medio de un proceso por el cual se decidirá quién de los dos se
queda con esta casa. De momento, él vive en ella.
Estefanía hizo un gesto de ironía y se terminó las
tostadas. Preguntó de nuevo.
-¿Y ha donde ha ido?
-No lo sé, a veces pienso que se va a casa de su amigo
Miguel. Y creo que es ahí adonde va, aunque no se que hacen durante cuatro
horas.
-¿Y si tienes algo que hacer?
-Él me deja irme, siempre que compruebe dos veces la
casa para que no haya nada abierto.
Mirando al reloj, eran las ocho de la tarde. Gonzalo
dijo:
-Volverá dentro de unos minutos, entonces empezaremos
con el interrogatorio.
Al oír un ruido en la tetera, pensaron que el agua ya
estaba caliente. El hombre se levantó y cogió la tetera. Echó el liquido en un
vaso, después lo llenó de cacao. Puso una cuchara pequeña dentro. Llevó el
vaso, cogiéndolo con un trapo a la mesa de comer.
-Bébetelo con cuidado.- Dijo Gonzalo dejando el recipiente
frente a ella.
Ella sopló y removió la cuchara durante un rato para
que la bebida se enfriase.
-¿Por qué no me habéis llevado a un
hospital?.-preguntó Estefanía mientras se tomaba el cacao caliente.
-Aquí tenemos un centro de salud, no un hospital.
Además la carretera está inundada para llegar al hospital más próximo.-contestó
el hombre yendo hacía la ventana.
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